Ciertas circunstancias en la vida te ponen a pensar como se ve uno durante el final de una buena pea, en ese momento que tu consiente se confunde con el inconsciente, en el que todo el mundo se te queda viendo con una sonrisa perversa, al ver tu cabeza dar vueltas de un lado a otro, porque tu cuerpo intenta levantar la cabeza, pero la pea que cargas encima no te lo permite, además que ésta gira hacia tu lado izquierdo por la voladora que cargas encima. Esas peas, en las que dices yo estoy bien hermano, solo un poquito alicorado wipiti!, y que además le das la copa al otro pana para que beba, cuando de verdad le estas diciendo, guevon agarra esa mier… que voy a waflear, todo esto con el fin de no decir y expresarle al mundo ¡ESTOY BORRADO DEL MAPA COMPADRE!
Sin embargo, otras personas, pasan de la euforia a quedarse en una silla observando el brillo de una copa, asÍ como si la pasara frente a sus ojos la vida completa, y una lágrima sale de sus ojos y comienza la pea llorona. Entonces saltan los panas a encargarse de que el pana o la pana no haga el show, otros como yo los deja ser y que hagan su show pues a mi no me da pena, simplmente soy así.
Un viernes en la noche, me encontraba en un peculiar local del C.C.C.T., un local que hace las veces de restaurante, discoteca y lo más extraño o exótico, es que alberga como gran atracción un performance de Juan Gabriel, - si un show de “Juanga” y show sobre el cual además he descubierto una sospechosa afición por parte de mis amigos, en fin, en todo caso todavía vivimos en un país libre… yo con toda sinceridad no soy ni siquiera del tipo de persona que le gusta bailar, pero me encontraba allí con el único fin de despedir a una amiga que se iba de viaje al día siguiente. Conmigo se encontraban Pancho, que ahora le ha dado por ser el bailarín oficial de las noches Caraqueñas y algunas amistades de ésta amiga que se iba de viaje, entre esas amistades una chica que ya había conocido, una implicada con unos tales “5 microondas que compramos en Miami”, esa noche por cosas del destino o del local, no se encontraba arrugando o calentando nada ni a nadie, así mismo por alguna razón que desconozco ella con una botella de vino blanco (al menos yo sólo vi una) se borraba cada vez más del mapa, y aunque se lo dije varias veces la amiga no me paro (yo de tonto que todavía creo que me van a escuchar), entre las copas que bebía una y otra vez, después de un rato pude observar como paso de hablar como un radio a callarse por completo y solo mostrar gestos en la cara muy cómicos, como dando alertas de que pronto correría al baño a abrazar al gran trono.
Mi suposición no era falsa, ella sentada en la punta de la mesa comenzó a entregar la copa a los demás para que bebieran, pues probablemente ya sabia que no podía más, cuando al fin no aguanto la soberana pea y cabeceando de un lado para el otro, parecía que intentaba ver algo en la copa que no podía, como quien busca un mensaje oculto, o la explicación a un gran enigma, así se encontraba cuando se paro repentinamente de la silla y solita se fue; caminaba como si estuviera en la carretera vieja de la guaira, dando curvas pa todos lados, y además rápido como si tuviera que decirle algo al amigo que siempre esta sentado en el mismo sitio, el amigo que siempre escucha nuestras penas de las grandes peas inconscientes, nuestra gran amiga “La Poceta”, la que algunos llaman “El Trono” (ambos nombres igual de feos), así iba esquivando mesoneros y bailarines del gran Juanga (entre ellos Pancho, por cierto atentando en contra su testosterona), para aterrizar forzosamente en el baño, de damas afortunadamente. Preocupado por ella para que no fuera a meter la cara en la poceta o se clavara contra el filo de la misma, le digo a una de las chicas que la acompañe. Pues así se fueron en combo a rescatar al soldado Brian, nos dejaron solos a Pancho y a mí, él igual ni se enteró, estaba cantando algo como: “abrázame fuerte amor mío, que me estoy muriendo…”, ahora pienso que esa canción se la podía haber dedicado en ese mismo instante cierta chica a la poceta o como diría los americanos al Water Clod (WC).
Después de esperar unos minutos, y nada que la amiga salía, pedimos la cuenta, la pagamos, nos tomamos el último trago, yo me fume como 2 cigarros y la amiga no salía. Cuando al fin salió, con la cara pálida, lo único que dijo para justificarse fue: - se me bajo la tensión. Pero ¿Cómo coño no se te va a bajar la tensión después de tanta caña que te metiste hija? Y para más colmo entre empujones, patadas y coñazos que llevo el pobre Pancho que lo único que hacía para ese momento era ayudarla a sostenerse en pie, a momentos agarraba un tono jocoso y decía -me cayó mal la caña wipiti!, ¡que ovarios!, amiga que borrada de mapa se echó!, lo que faltaba era tirarse al piso y hacer un berrinche y pa más colmo mientras la estábamos llevando y lo único que decía era “suéltame que yo puedo”. ¡No joda!!!
Así las cosas terminó una noche más en nuestra fiestera ciudad, llevando ahora nosotros a la microondas que probablemente tampoco nos de las gracias esta vez, y con la triste sensación de que ni siquiera una calentadita nos echó (eso sólo obedece a que no llegó sobria al reggeton). Consejo: asuma su pea y diga si estoy rascada/o, un poco más y me borro da la foto, del mapa y de todo, necesito que se encarguen de mi, y por favor en la medida de lo posible eviten que sea en un sitio publico.
El chuchis.
Sin embargo, otras personas, pasan de la euforia a quedarse en una silla observando el brillo de una copa, asÍ como si la pasara frente a sus ojos la vida completa, y una lágrima sale de sus ojos y comienza la pea llorona. Entonces saltan los panas a encargarse de que el pana o la pana no haga el show, otros como yo los deja ser y que hagan su show pues a mi no me da pena, simplmente soy así.
Un viernes en la noche, me encontraba en un peculiar local del C.C.C.T., un local que hace las veces de restaurante, discoteca y lo más extraño o exótico, es que alberga como gran atracción un performance de Juan Gabriel, - si un show de “Juanga” y show sobre el cual además he descubierto una sospechosa afición por parte de mis amigos, en fin, en todo caso todavía vivimos en un país libre… yo con toda sinceridad no soy ni siquiera del tipo de persona que le gusta bailar, pero me encontraba allí con el único fin de despedir a una amiga que se iba de viaje al día siguiente. Conmigo se encontraban Pancho, que ahora le ha dado por ser el bailarín oficial de las noches Caraqueñas y algunas amistades de ésta amiga que se iba de viaje, entre esas amistades una chica que ya había conocido, una implicada con unos tales “5 microondas que compramos en Miami”, esa noche por cosas del destino o del local, no se encontraba arrugando o calentando nada ni a nadie, así mismo por alguna razón que desconozco ella con una botella de vino blanco (al menos yo sólo vi una) se borraba cada vez más del mapa, y aunque se lo dije varias veces la amiga no me paro (yo de tonto que todavía creo que me van a escuchar), entre las copas que bebía una y otra vez, después de un rato pude observar como paso de hablar como un radio a callarse por completo y solo mostrar gestos en la cara muy cómicos, como dando alertas de que pronto correría al baño a abrazar al gran trono.
Mi suposición no era falsa, ella sentada en la punta de la mesa comenzó a entregar la copa a los demás para que bebieran, pues probablemente ya sabia que no podía más, cuando al fin no aguanto la soberana pea y cabeceando de un lado para el otro, parecía que intentaba ver algo en la copa que no podía, como quien busca un mensaje oculto, o la explicación a un gran enigma, así se encontraba cuando se paro repentinamente de la silla y solita se fue; caminaba como si estuviera en la carretera vieja de la guaira, dando curvas pa todos lados, y además rápido como si tuviera que decirle algo al amigo que siempre esta sentado en el mismo sitio, el amigo que siempre escucha nuestras penas de las grandes peas inconscientes, nuestra gran amiga “La Poceta”, la que algunos llaman “El Trono” (ambos nombres igual de feos), así iba esquivando mesoneros y bailarines del gran Juanga (entre ellos Pancho, por cierto atentando en contra su testosterona), para aterrizar forzosamente en el baño, de damas afortunadamente. Preocupado por ella para que no fuera a meter la cara en la poceta o se clavara contra el filo de la misma, le digo a una de las chicas que la acompañe. Pues así se fueron en combo a rescatar al soldado Brian, nos dejaron solos a Pancho y a mí, él igual ni se enteró, estaba cantando algo como: “abrázame fuerte amor mío, que me estoy muriendo…”, ahora pienso que esa canción se la podía haber dedicado en ese mismo instante cierta chica a la poceta o como diría los americanos al Water Clod (WC).
Después de esperar unos minutos, y nada que la amiga salía, pedimos la cuenta, la pagamos, nos tomamos el último trago, yo me fume como 2 cigarros y la amiga no salía. Cuando al fin salió, con la cara pálida, lo único que dijo para justificarse fue: - se me bajo la tensión. Pero ¿Cómo coño no se te va a bajar la tensión después de tanta caña que te metiste hija? Y para más colmo entre empujones, patadas y coñazos que llevo el pobre Pancho que lo único que hacía para ese momento era ayudarla a sostenerse en pie, a momentos agarraba un tono jocoso y decía -me cayó mal la caña wipiti!, ¡que ovarios!, amiga que borrada de mapa se echó!, lo que faltaba era tirarse al piso y hacer un berrinche y pa más colmo mientras la estábamos llevando y lo único que decía era “suéltame que yo puedo”. ¡No joda!!!
Así las cosas terminó una noche más en nuestra fiestera ciudad, llevando ahora nosotros a la microondas que probablemente tampoco nos de las gracias esta vez, y con la triste sensación de que ni siquiera una calentadita nos echó (eso sólo obedece a que no llegó sobria al reggeton). Consejo: asuma su pea y diga si estoy rascada/o, un poco más y me borro da la foto, del mapa y de todo, necesito que se encarguen de mi, y por favor en la medida de lo posible eviten que sea en un sitio publico.
El chuchis.
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